¿Por qué Dormir poco engorda?
Son muchos los factores que hacen que el dormir menos de 7 horas al día, esté relacionado con el aumento de peso. Pasamos a enumerar algunos de ellos de porque dormir poco engorda:
Cuando dormimos lo suficiente se mantiene el nivel de serotonina elevado, durante muchas horas, esto evita las ganas de comer hidratos de carbono especialmente a última hora del día. Seguramente conoces a alguien que le entre un deseo irrefrenable de comer galletas por la noche.
Existe otra hormona, la leptina, la cual nos informa de cuanta grasa tenemos reservada (es un supresor natural del apetito). Esta hormona, tiene su máxima secreción cuanto estamos durmiendo. Por ello, cuando no dormimos lo suficiente el cuerpo no segrega la suficiente leptina y no percibe la cantidad de grasa que hay almacenada y lo interpreta como que no hay suficiente y por ello tenderá a almacenar más grasa.
La importancia de la hormona del crecimiento mientras dormimos
La hormona del crecimiento (GH) tiene su máxima secreción cuando dormimos. Esta hormona es lipolítica, es decir que favorece la utilización de grasas como fuente de energía. Por lo tanto si dormimos poco, se segrega poca cantidad de hormona de crecimiento, y el cuerpo no tenderá a utilizar como fuente de energía las grasas, utilizando en su lugar los hidratos de carbono y las proteínas . El consumo de proteínas hará que a la larga se disminuya la masa grasa, y en consecuencia disminuya el metabolismo basal (energía mínima necesaria para vivir en estado de reposo absoluto).
La privación de sueño para la grelina
La privación de sueño aumenta los niveles de grelina, que en condiciones normales es una hormona que libera el estómago cuando está vacío para dar información de que debemos comer. Y por tanto cuando dormimos menos de 7 horas tendremos mayor sensación de hambre.
Dejando a un lado el tema hormonal, diremos que cuando dormimos poco, nos encontramos más cansados y a la hora de entrenar rendiremos menos, y consumiremos menos energía.
Existen diferentes teorías que dicen que todas estas conexiones son debidas a la evolución. La naturaleza nos ha preparado para almacenar grasa en verano que es cuando más alimento había disponible, y cuando los días eran más largos y por tanto cuando se dormía menos, todo ello para prepararnos para el duro invierno.